EN CERRO LARGO TAMBIEN, TODOS HACIA ADELANTE

En la diferencia o en el acuerdo, encontremos un espacio para pensarnos y hacernos, que nos permita re descubrir el sentido nacional, lo que nos une. Revisando continuamente el legado de nuestros antepasados más luminosos, podremos encontrar los cimientos, las bases de un proyecto colectivo construido en colectivo.
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"Ciudadanos: la energía es el recurso de las almas grandes. Ella nos ha hecho hijos de la victoria, y plantado para siempre el laurel en nuestro suelo" José G. Artigas, abril 1813.

Pienso... y... si puedo decir lo que pienso... recién ahí "luego existo" (adaptado de Descartes).

lunes, 11 de noviembre de 2013

Megaminería... Leyes para qué minorías?

La pasada semana, el Dr. Enrique Viana, expuso en el marco del Foro sobre Megaminería realizado en Cerro Largo.  En él argumentó sobre que el proyecto megaminero viola art. 47 de la Constitución de la República.

La alerta sobre la inconstitucional ya había sido realizada a fines del año pasado, cuando esta Ley se estaba "cocinando a fuego rápido".   En un artículo abordaba mediante el título “Reflexiones de fin de año por el fiscal Enrique Viana”, los dos proyectos que “se presentan bajo luminosos nombres: Minería de Gran Porte y Directrices Nacionales de Ordenamiento Territorial”, sobre los cuales agrega: “bien conocido es que tales intenciones normativas solo buscan privilegiar la instalación en el territorio nacional de la mega-minería a cielo abierto y que viene siendo gestionada por la empresa extranjera que se hace llamar Aratirí”.

Enrique Viana es un reconocido hombre de leyes, con renombre y respeto a nivel judicial. 

En el portal todoelcampo podemos acceder a el artículo completo del Dr. Viana, publicado en el citado portal, donde ya nos advertía cómo se venía tejiendo la nueva legislación.


REFLEXIONES DE FIN DE AÑO POR EL FISCAL ENRIQUE VIANA. Cuando al final del año, el ciudadano común se apronta para unos días de calma y de reunión con su familia, y deja a un lado las discusiones personales y colectivas, hay algo que no parece justo ni leal: que haya quienes se aprovechen de ese momento de sosiego y de distracción, para apurar ciertos acontecimientos en su propio y egoísta beneficio.

En estos días un proyecto y un ante-proyecto de ley vienen siendo empujados sigilosamente con el fin de lograr sus aceleradas aprobaciones. Presenciamos una manifestación más de política de hechos consumados. Esa política por la cual, precisamente, se procura evitar que la ciudadanía tenga la posibilidad de una reflexión previa, informada, pausada y seria de lo que se está proponiendo.

Ambos proyectos se presentan bajo luminosos nombres: Minería de Gran Porte y Directrices Nacionales de Ordenamiento Territorial. Pero, en verdad, bien conocido es que tales intenciones normativas solo buscan privilegiar la instalación en el territorio nacional de la mega-minería a cielo abierto y que viene siendo gestionada por la empresa extranjera que se hace llamar Aratirí.

Por el proyecto de Minería de Gran Porte, lisa y llanamente, se acepta la destrucción grave del medio ambiente, contrariándose el art. 47 de la Constitución. Por el ante-proyecto de Directrices Nacionales de Ordenamiento Territorial, se otorga un cheque en blanco para que la Administración Pública, por sí y ante sí, restrinja o cercene los derechos del ciudadano común. Vida, libertad, igualdad ante la ley, seguridad jurídica, trabajo, propiedad, cultivo, industria, comercio, salud pública, medio ambiente, etc., ya no serán regulados por la voluntad soberana de la Ley y conforme a intereses generales, -como mandan los arts. 7, 8, 9, 10, 32, 36, 44 y 47 de la Constitución, sino que van a depender del exclusivo arbitrio del Poder Ejecutivo en acuerdo con Aratirí.

Y “el que calla, otorga”, – nos alerta el sabio refrán popular. En nosotros, pues, está salir de la indefensión.

No hay entonces lugar para distracciones. Es mucho lo que está en juego.

El hombre y la mujer del campo y el hombre y la mujer de la ciudad tienen derecho a saber lo que está pasando, a escuchar razones, a reflexionar sobre ellas, a debatirlas y compararlas con otras, a manifestar su opinión y a exigir el cumplimiento de la Constitución y de la Ley. Si ello no ocurre, y todo queda reducido a pactos confidenciales ya acordados en los escritorios de ciertas élites, no seremos Democracia ni República. No seremos ciudadanos, seremos súbditos. Y peor aún, de convertirse en ley los citados proyectos, tampoco serán ciudadanos nuestros hijos, nietos y bisnietos. En razón de ello, ese derecho a saber lo que está pasando se transforma en nuestro deber. Nuestro primer deber para con el porvenir.

Lamentablemente, lo que el Fiscal Viana alertaba, hoy día ya es Ley, y se dieron cada uno de los pasos en contenido y forma que no debían de darse.

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